05 Mar Los 4 blancos mexicanos que tienes que probar
Dicen que para reconocer la calidad de una bodega, debes probar primero sus vinos blancos, ya que su elaboración depende casi al 100% de la calidad de la uva.
Las variedades blancas han demostrado su maravillosa adaptación en terruños mexicanos.
Las distintas uvas que nacen en suelo bajacaliforniano se destacan por ser vinos frescos, aromáticos, suaves, flexibles. Son vinos intensos que expresan el terruño y predominan aromas florales, frutales, algunos con especies y que tienen buen contenido de acidez. Sus colores varían entre verdes y dorados.
En el caso de Monte Xanic, elaboramos:
1. Chenin Colombard: el primer vino que se produjo en Monte Xanic en 1988. Tiene un aroma frutal y unos toques de flor de azahar, jazmín, flor de manzanilla y clavel.
2. Chenin Blanc: es una variedad que es sensible y hay que cuidar frecuentemente. Tiene racimos compactos y produce vinos de grandes características aromáticas frutales y de especies. Viene de Francia, de la región de la Loire.
3. Sauvignon Blanc: procedente de Francia de Loire y de Burdeos, es una variedad muy utilizada en México. Es la segunda variedad más plantada en el mundo. Una planta que da uvas de color dorada con características aromáticas enfocadas a cítricos, flores blancas, olores herbáceos. Para Monte Xanic, este vino ha marcado historia y ha sido reconocido por su intensidad en nariz con marcadas notas tropicales de guayaba, maracuyá, piña además de cítricos frescos como la lima y la mandarina, junto con las flores de azahar y jazmín.
4. Chardonnay: es la variedad más producida a nivel mundial, procedente de Borgoña, Francia. Tiene la posibilidad de aguantar varios periodos de crianza sin perder sus características esenciales como la piña, manzana, pera, olores a guayaba y mango. Los grandes Chardonnays del mundo, puedes probarlos con muchos años de maduración, encontrando aromas a mantequilla, tostados, vainilla y pan. La fermentación maloláctica y de barrica, produce vinos más longevos y de mayor textura en la boca, con persistencia larga.
Las temperaturas de degustación son importantes de mantener a la hora de servir en los blancos. Ya que los aromas son muy volátiles y si los vinos no están frescos, se dispersan fácilmente. El rango recomendado es de 8 a 12 grados.